Lo interesante...
“Creo que muchas personas renuncian a la búsqueda de vidas creativas porque tienen miedo de la palabra interesante. Mi maestra favorita de meditación, Pema Chodron, una vez dijo que el mayor problema que ella ve con la práctica de meditación de las personas es que renuncian justo cuando las cosas empiezan a ser interesantes. Es decir, renuncian justo cuando las cosas dejan de ser sencillas, cuando se vuelven dolorosas, aburridas o agitantes. Renuncian tan pronto ven algo en sus mentes que los asusta o les duele. Entonces se pierden de la mejor parte, la parte salvaje, la parte transformativa, la parte cuando empujas a través de lo difícil y entras en un crudo y nuevo universo inexplorado dentro de ti”. -Elizabeth Gilbert- en “Libera tu Magia”
Esta cita de la increíble autora Elizabeth Gilbert, se aplica no solo a la meditación, pero a todas las áreas de la vida. Muchas veces empezamos a hacer algo nuevo, ya sea ejercicio, un hobby, cualquier cosa, y lo dejamos justo antes de que empecemos a sentir o a vivir todos los beneficios y cambios que conlleva algo así. Nos damos por vencidos justo antes de hacer ese salto a algo mayor, antes de que las cosas se vuelvan más interesantes. Y la vida es siempre más interesante cuando no nos damos por vencidos. ¿Por qué? Porque cuando nos damos por vencidos nuestra vida sigue igual, no hay un cambio. Y los cambios son buenos porque son oportunidades para crecer, para aprender y para vivir.
Las cosas más increíbles y más interesantes de tu vida se han dado cuando haces algo fuera de lo común. Cuando te atreves, ya sea a sobrepasar lo que creías que eran tus limites, cuando te aventuras a algo nuevo, cuando eres valiente o cuando sabes sobrellevar el aburrimiento, la tristeza o cualquier sentimiento con el que no estés cómodo. Cuando las cosas se vuelven interesantes es porque hay un cambio. Muchas veces nos perdemos de las cosas interesantes porque nos rendimos muy pronto. Nos rendimos por miedo al aburrimiento, a los nervios, a lo desconocido (aunque sepamos que puede traer beneficios, lo desconocido nos aterra). Entonces, no nos rendimos y regresamos a lo conocido.
Aprendamos a sentirnos incomodos, aburridos, tristes, felices; dejémonos sentir lo que sea que tengamos que sentir. Dejémonos ser interesantes. Dejémonos mirar de frente a nuestras emociones, enfrentarlas, verlas a los ojos y darnos cuenta de que no son tan grandes como nos las habíamos imaginado. Al enfrentarlas y concientizarlas es mucho más fácil dejarlas ir. Y entonces realmente empieza lo interesante, el crecimiento de nuestro ser.